
Censurado: La Experiencia Cubana
El 25 de noviembre de 2016 es un día que nunca olvidaré mientras viva. Es el día en que Fidel Castro murió. Castro para muchos cubanos de todo el mundo, incluyéndome a mí, su existencia trae dolor profundo. Como abogado de inmigración y criminal en Carolina del Norte, veo la lucha de mi familia en muchas de las historias de mis clientes. Veinte años después de que mi familia inmigró a los Estados Unidos, la muerte de Castro me cierra. Mi historia es como muchos otros cubanos. Vinimos aquí huyendo del régimen de Castro en la década de los 90 y buscando la libertad. Mi familia tuvo el privilegio de poder sobrevivir en silencio. Mi padre, médico de los militares desertó primero e inmediatamente nos escondimos. Mi madre, también doctora, mi hermana y yo nos quedamos atrás. Sobrevivimos porque no teníamos otra opción. Tres años después nos reunimos con él en los Estados Unidos. Nuestra historia, de la que hablo en general porque todavía tengo familia en Cuba, es muy común. Los cubanos han arriesgado sus vidas tratando de llegar a los Estados Unidos durante 60 años.
Cuba es una prisión para su gente.
Durante muchos años, Cuba fue un lugar donde ya no se le permitía poseer un negocio, no se podía expresar libremente su opinión, no se podía practicar su religión, y un lugar donde la persecución de los pensadores libres era y sigue siendo común. Hasta el día de hoy hay presos políticos en prisión que se han pronunciado en contra del régimen de Castro. La persecución comenzó en 1959 cuando Castro tomó el poder. Castro prometió elecciones libres y esa promesa se desvaneció rápidamente junto con las libertades que el pueblo cubano había disfrutado durante décadas. Lo que siguió durante los siguientes 60 años fue una completa fuga de recursos en Cuba por parte del gobierno que condujo al hambre, la pobreza extrema, las violaciones de los derechos civiles y la falta de recursos básicos para el pueblo cubano. Otra restricción gigante fue la incapacidad de los cubanos para viajar. Viviendo en Cuba vimos toda la desesperación, las restricciones, el encarcelamiento y la persecución de nuestra gente a diario. Durante el reinado de Castro miles de hombres y mujeres fueron asesinados salvajemente. Las familias que quedaron atrás fueron avergonzadas y despojadas de toda dignidad humana. En Cuba hasta el día de hoy será difícil encontrar aspirina, inhaladores y antibióticos para su gente.
La muerte de Castro marca el final de un capítulo muy largo y difícil para los cubanos de todo el mundo. Su muerte no curará heridas, recuperará a sus víctimas, restablecerá la libertad de prensa o arreglará la infraestructura en Cuba. Espero que su muerte proporcione un poco de paz a los afectados por su dictadura. Para aquellos que creen que fue un gran revolucionario, simplemente digo que me alegro de que vivas en un país donde puedes apoyar a quien quieras sin temor a la persecución. Algunos de nosotros no teníamos ese privilegio cuando estábamos en Cuba.
Nunca volví a Cuba desde que me fui, principalmente por miedo. Sin embargo, durante los últimos dos años he contemplado volver a ver mi casa. Para mí, practicar inmigración y derecho penal es mi forma de retribuir a este país que me ha dado tanto. Ayudar a otros a convertirse en residentes permanentes legales, ciudadanos de los Estados Unidos, o representar a alguien cuando es acusado de un delito es un privilegio increíble. El gran escritor y poeta cubano José Martí dijo una vez que ser educado es la única forma de ser libre. Él creía que ser consciente de lo que está sucediendo y educarse a sí mismo lo haría libre sin importar cuáles fueran sus circunstancias. Creo profundamente en sus palabras. Vivimos en un país donde todo es posible, donde puedes educarte, convertirte en lo que quieras y donde tu opinión se escucha libremente sin repercusiones. Es por eso que amo a los Estados Unidos.
-Ana Sofia Nunez